Thursday, November 8, 2012

El Culto a la Muerte


Pues ya está bien de hacer el vago que llevo mas de una semana sin escribir. Crucé la frontera el viernes pasado, tres kilos mas voluminoso por el miedo que me estuvieron metiendo en el cuerpo todas y cada una de las personas con las que me encontré en mi ruta desde Nueva York hacia México. Con perdón a Fontvella y sus estúpidos anuncios, 
no son los años los que pesan, es el miedo. Mis tranquilizadoras expectativas no eran otras que ser cruelmente torturado y degollado nada mas cruzar el Río Bravo. A no ser que esté viviendo en una dimensión paralela y en realidad esté muerto, como los papanatas de la serie "Perdidos" (lo confieso, me la tragué enterita) debo de estar vivito y coleando porque ya he desayunado, sentido el terremoto que acaba de sacudir Guatemala y aquí estoy sentado escribiendo mis moviditas. 

Llevo una semana en Mexico y no he presenciado ningún tiroteo, no me han robado la moto ni profanado mi sagrado trasero. Eso si, he platicado con mucha gente de aquí y todos me han transmitido la inseguridad que se vive en las calles.  



La realidad, parece ser, es que la violencia se ha incrementado notablemente en los últimos años. Pero esto es como el juego del rumor en el que una persona le dice al oído una historia a alguien, ese alguien se la cuenta al siguiente, el otro al de mas allá y para cuando llega al último la historia es radicalmente diferente. Los narcos se matan los unos a los otros, eso pasa constantemente. Un tipo entra con una pistola en un bar y se pone a pegar tiros, eso pasa. Te roban en la calle, pasa. Te apuñalan, te violan o te cortan la cabeza, eso pasa. Eso pasa desgraciadamente en todos sitios, no solo en México. Pero cuando los periódicos y la televisión ceban al pueblo con la violencia -porque vende-, los sucesos se exageran.

"News"

Y cuanto mas lejos llega la historia mas exagerada es. No es mi intención trivializar el problema causado por el narcotráfico en Mexico, es un asunto muy importante -en mi opinión tan fácil de solucionar como la legalización de las drogas en Estados Unidos, pero eso es otra historia-. La violencia existe y hay mucha gente que la sufre. Pero de ahí a que el boletín del Estado de USA aconseje no conducir por prácticamente ninguna carretera de mexico a no ser que sea absolutamente esencial, básicamente escondiendo entre lineas que poco menos este país es zona de guerra… pues no. 

Aquí, como en cualquier otro sitio, la gente trabaja, lucha por alimentar a sus hijos, trata de llegar a fin de mes y se junta los viernes para tomar una cervecita. La policía será mas o menos corrupta, pero de momento no he tenido que hacer uso del dinero que llevo estratégicamente guardado en un bolsillo oculto para posibles sobornos. Ayer me pararon en un check point porque tenían curiosidad por saber donde iba y de donde venía. Estuve un rato charlando con ellos (e intentando mirarles a los ojos y no a las metralletas) y ya. 



La posibilidad de que haya intereses políticos en mantener a la gente asustada, sobre todo a los americanos para que no vengan y se gasten sus preciados dólares en este país es posible y bastante probable. Que los medios venden mas entreteniendo al pueblo con sangre y sexo es una realidad -deprimente, pero real-. Que el narcotráfico mata cientos de personas al año es verdad. Que es mas seguro vivir en Estados Unidos que en México… no lo tengo tan claro. También puede ser que yo tenga mucha suerte. Y podría ser que los viajeros que me encuentro en el camino, que tampoco han tenido nunca ningún problema, sean muy afortunados también… es una posibilidad. No muy probable, pero posible.

El culto a la muerte en este país no es únicamente propagado por los medios "informativos". Parece ser una constante en esta sociedad. El Dia de los Muertos es un buen ejemplo de ello. La muerte es algo aceptado y la vida del difunto festejada, no lamentada. El alma de los muertos sale a relacionarse con los vivos, no a asustarles. La conexión entre vida y muerte parece en esos momentos llegar a un punto de fusión en el que los dos mundos se convierten en uno, muertos y vivos compartiendo el espacio y el tiempo.No vi ninguna lágrima en el cementerio al que fui en Oaxaca. Presencié mucho amor -y algún que otro turista confuso- y alegría… 



Me arrepiento de no haber visitado la zona norte de Mexico, por la que pasé volando en mi súper Roro porque todavía iba cargado de miedo (y los que han visto mi moto saben que ya va bastante cargadita la pobre). 


Debajo de las maletas hay una moto, lo juro.

Sin llegar a la irresponsabilidad he conseguido convencer al miedo de que se vaya a paseo. Roro y yo viajamos algo mas ligeros ahora, y mas tranquilos. Y es cuando empezamos a disfrutar este maravilloso país que es Mexico, y sus gentes. Conlleva un poco de esfuerzo, en mi opinión, conectar con los mexicanos. Un poco de esfuerzo quiere decir que uno debe sonreír primero. He visto mucho rostro taciturno y de mirada algo hostil. También he visto esos rostros mutar a la mas hospitalaria de las sonrisas. Viniendo de Estados Unidos, donde la amabilidad y la sonrisa fácil es automática, cuesta al principio adaptarse… Es comprensible que ser parte de un pueblo que ha sido saqueado, devastado y puteado desde que los españoles decidieron hacer de América su mina de oro y prostíbulo particular no ayuda a la gente a desarrollar su hospitalidad. Lo que nunca deja de sorprenderme es cuando esa misma gente abre su corazón sin pedir nada a cambio. Es en esos momentos cuando mas me avergüenzo de ser descendiente de los hijos de la gran puta que llegaron a este mundo hace cinco siglos. No es que fueran santos aquí tampoco… Pero de ellos era esta tierra y se la arrebataron… De ellos era su tiempo y se lo robaron. De ellos eran sus conocimientos y su ciencia, y se la quemaron… Y de ellos eran sus dioses y con la biblia les apalearon el cerebro. En fin, nada nuevo, y este post ya empieza a ser demasiado largo.

Desde San Cristobal de las Casas, Don Solaris compartió sus reflexiones de media mañana.


Darling, would you care for some tea?

Quinceañera meeting Jesus in San Luis de Potosí.




He gave me some tangerines when I run out of gas.
He brought me two liters of gas riding his horse


Great host, and great talker.


Zapata and a very joyful friend.

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