Tuesday, November 27, 2012

De cómo una decisión de último momento cambia radicalmente una experiencia.

Será por el calor, será porque estoy en una playa espectacular de El Salvador, llena de surfistas y muchachas esculpidas a base de sudor y lágrimas en el gimnasio, que no estoy demasiado inspirado hoy. Igualmente tengo que escribir mi crónica sobre los últimos días, así que pido disculpas si este post no es tan entretenido como de costumbre.

Las expectativas que uno tiene cuando viaja son directamente proporcionales a la cantidad de experiencias positivas vividas durante el viaje. Y como todo el mundo sabe, cuanto mas alta es la expectativa mas intensa es la decepción. Esto es aplicable tanto a viajes como a relaciones de pareja y restaurantes finos, por supuesto. Pero a lo que vamos: después de lo que vi en México, lo mas probable era que Guatemala fuera decepcionante, y así fue. Llegué a Santiago en Atitlan por la noche, y me di el lujo de alojarme en un hotel de cabañas bonitas tipo Heidi -Heidi la niña buena, no la abusada de Santiago Segura- con chimenea y hamaca fuera. Al día siguiente el amanecer me deslumbró con las espectaculares vistas del lago rodeado de volcanes.

Llegando a Atitlan







Vistas desde mi cabañita
 La alegría no me duró mucho pues iba en ese momento a comenzar un largo día de problemas estomacales y visitas frecuentes al bonito W.C. de mi cabaña montañera, que no me pusieron precisamente de buen ánimo. Medio recuperado, al día siguiente decidí seguir ruta rodeando el volcán para llegar a San Pedro. Un par de infernales kilómetros de terracería en una pista infestada de bandoleros y maleantes y caerme dos veces no ayudaron a mi humor (ver post "El problema es la terracería), pero pensé que todo mejoraría cuando llegase a San Pedro. Los cojones. San Pedro es una especie de parque temático para amantes de los estupefacientes varios y las escuelas de español. Quizá si hubiera tenido 15 años menos lo hubiera disfrutado, pero a la décima vez que un jovencito de rastrosa elegancia, ojos diminutos y voz cascada me invitó cordialmente a entrar en su particular mundo esotérico ("wanna smoke a joint with us bro?") recogí bártulos, espoleé a la Roro y salí echando hostias de allí.

La carretera a Antigua, peligrosa pero fascinante. Antigua Guatemala, para quién no esté muy instruido en la historia guatemalteca, es la antigua capital del país (de ahí su nombre), que fue prácticamente destruida por un terremoto allá por el siglo XVIII. Quedó tan hecha mierda que los capitalinos decidieron fundar una nueva Guatemala unos kilómetros mas allá, lo que hoy es la actual Guatemala capital.

Carretera San Pedro - Antigua
 Pero Antigua no murió, y los pocos habitantes que quedaron reconstruyeron una ciudad que hoy se ha convertido en uno de los lugares donde mejor calidad de vida se puede encontrar en el país. O al menos eso dicen los extranjeros y expatriados americanos y europeos. Y fue eso precisamente lo que me sacó de mis casillas al segundo día de estar allí: La presencia de extranjeros en Antigua es tal que se habla mas inglés que español. Otro parque temático, pensé. Gringos recibiendo servicio de "lustre" de zapatos por niños hambrientos, Alemanes saltando de agencia de viajes en agencia de viajes y tiro porque me toca, Canadienses en shorts y flip-flops comprando flautas de madera y backpackers ingleses con sentimiento de culpa buscando ONG's para hacer un voluntariado de un par de semanas. Hasta desayuné un bagel una mañana en un lugar que nada tendría que envidiar a un café pijo del West Village en Nueva York.

Lustre, señor?
 Cuando ya estaba mas que asqueado, para arreglar las cosas la ONG "Las manos de Christine", que se dedica a enseñar inglés a niños en comunidades rurales, habiendome garantizado acceso a su proyecto para filmar un reportaje sobre sus actividades, en el último momento me negaron el permiso para grabar, argumentando que no estaban seguros de que les fuera a robar un par de niños. Estando ya encima de la moto yendo al pueblo con la cámara a la espalda, y habiendome quedado un día mas en Antigua solo para hacer este reportaje, el único pensamiento que se me vino a la cabeza fue "matar". Pero como desgraciadamente asesinar a gente no es uno de mis hábitos ni llevo herramientas para semejante tarea, volví al hostal a tranquilizarme y organizar un poco mis pensamientos. No tengo suerte en este país, sentí. Hasta las pelotas de todo y encima dejándome una pasta en comida y alojamiento (Antigua no es precisamente barata), llegué a la conclusión de que Guatemala estaba convirtiéndose en "Guatefatál" y que definitivamente me largaba para El Salvador al día siguiente. En esto, el cosmos-dios-las energías humanas-o la simple casualidad- conspiraron para que yo no me fuera del país con mal sabor de boca. Una decisión tan sencilla como ir a cenar a un restaurante que me pillaba cerca y que tenía buenas críticas en el Trip Advisor cambiaría mi experiencia 180 grados.

El restaurante salvador
 Héctor's Bistro es el restaurante. Héctor, el dueño. Dicen que los Guatemaltecos no son buenos anfitriones. Siempre hay una excepción a la regla, y esa excepción es Héctor: Chef de uno de los restaurantes mas valorados en Antigua, solidario, serio y profesional en el trabajo y juerguista y encantador en su casa, amante del buen vino, noble, ingenioso y divertido, pero sobre todo una persona que disfruta dando. Le caí bien y automáticamente -después de unos cuantos vinos, esto es- me ofreció la habitación de invitados de su casa para que me quedase el tiempo que hiciera falta. Mis planes eran no otros que salir en estampida al día siguiente, pero algo me dijo que esperase, que era importante que al menos me quedase un día mas. Ese día se convirtió en una semana. Héctor me presentó a sus amigos, buenísima gente: Andres, Paola, Lex, Elizar… Me invitó a la cena de Thanksgiving con su familia -donde caté uno de los mejores pavos de mi vida-. Ni siquiera me echó de su casa cuando vino de visita su maravillosa Paola.

Comprando para la cena de Thanksgiving.
 Me enseñó la ciudad de verdad, la Antigua de los guatemaltecos que vive al lado, pero invisible al ojo no educado, de la Antigua de los extranjeros. Y además me presentó a Jorge, otro ángel desconocido que se ocupa de aquellos que desgraciadamente cayeron en la adicción a las drogas o el alcohol. Visité el centro de ayuda de Jorge y pude, entre escalofríos, presenciar el lado oscuro que no forma parte de los tours que organizan las cien mil agencias turísticas de Antigua. Jorge fue un adicto y no tuvo la suerte que tienen los que él trata en su centro de ayuda. No cobra un duro por su trabajo, y es como un padre para los internos, que comparten sus experiencias con los demás pacientes mostrando un valor excepcional que pone los pelos de punta.



Jorge reunido con sus pacientes.

Mi búsqueda de seres humanos que hacen algo excepcional por otros seres humanos también me llevó a una de las regiones mas empobrecidas de la Guatemala rural, Patzun. Localidad principalmente indígena descendiente Maya, donde una gran parte de la población no habla español. Como no hay dinero para pagar el hospital, la mayoría de las mujeres tienen a sus hijos en su casa, asistidas por comadronas locales, muchas de ellas sin ningún entrenamiento formal. Gracias al gran fotógrafo Rodrigo Abd pude conocer a una de ellas, Francisca Raquec. Tiene 70 años y lleva mas de 30 trayendo niños al mundo. A veces le pagan algo, la mayoría de las veces nada, porque no hay. Y sin embargo ella se levanta, si hace falta, a las tres de la mañana para asistir un parto.

Francisca atiende a una mujer embarazada de seis meses
En sus ojos y sus manos se lee el esfuerzo y la dedicación de esta mujer, pequeña en tamaño pero con un corazón tan grande que casi se le sale del pecho. En la entrevista fue seria y concisa: su trabajo es necesario porque no hay dinero y las mujeres igual tienen que parir. No hay dinero en estas regiones, claro. Pero Guatemala es rica en recursos, y hay muchísimo "pisto". El problema es siempre el mismo: lo tienen todo unos pocos. Dicen que este país es el que mas helicópteros de uso privado tiene, y me lo creo. Mansiones, coches de lujo… mucha pasta, y muy mal repartida. Y no cambiará, pues para que una sociedad cambie es esencial que exista una buena educación, a la que por supuesto no tiene acceso la población pobre. El circulo vicioso de la lucha de clases, no es nada nuevo. Francisca vive con su familia y tiene, digamos, para comer. Bueno, a veces no come, no le da tiempo, porque tiene que ir a trabajar. No piensa retirarse, igual que Jorge. Es la paradoja del currante: Mas dinero ganas en tu trabajo, antes te jubilas y mas cobras de pensión. Menos ganas, mas tarde te retiras y menos te queda para la vejez. Y luego están los que no ganan nada y nunca se retiran. Esos son como los luchadores eternos de Bertolt Bretch: los imprescindibles.

...Y están los que luchan toda su vida.
Abandoné Antigua con un nudo en el estómago. No quería irme de un lugar donde me han hecho sentir como en casa -mejor que en casa-, donde he hecho grandes amigos y donde he visto la nobleza y la humildad de los que dan sin pedir nada a cambio. Pero un viajero que no viaja es como un jardín sin flores, y hay que moverse, quedan muchos kilómetros hasta el final. Cuando le dije adiós a Héctor sentí como nunca lo que me dijo el Padre Solalinde -lean el post "dejando atrás Mexico si tienen curiosidad-.
Guatemala se convirtió en "Guatemejor" gracias a una decisión de último momento.



Don Solaris pensando que escribir en su blog.
Héctor cocinando.
Compartir la experiencia es obligatorio en el centro de ayuda al adicto de Jorge.
Mi Roro en Patzun.
Antigua.
Con Héctor y Paola
Como diría Tifas, Garotas de Antigua.

Antigua, en frente del parque.

Jorge habla con los pacientes.

Con Francisca.


Volveré pronto.

11 comments:

  1. Pone los pelos de punta...

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  2. Como siempre buenisimo tu blog, y muy buenas fotos.

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  3. Gracias a los dos por leerme! Saludos

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  4. Hola solaris. Escuchando el podcast de viajo en moto he descubierto que andas por El Salvador. Yo soy un español cooperante que quedó enganchado en este paisito. Por cualquier cosa aqui estamos, aunque seguramente lo ultimo que quieras en un viaje es ver compatriotas. Vivo en El Transito en el Oriente del país camino a Honduras. Mi cel es 77878702... Un saludo y buen viaje...

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    1. Hola Carles, mil gracias! la verdad es que me hubiera gustado mucho que nos tomaramos un par de cañas (bueno, lo equivalente a caña en El Salvador), pero hace ya varios días que salí del país, ahora estoy en Costa Rica. En otra ocasión, un abrazo y cuidate!

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  5. Muy chulo tu blog, compi. Hacía tiempo que no me enganchaba a ninguno.

    Dónde publicas las entrevistas y reportajes?

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    1. Gracias compañero, pues todavía no estoy publicando nada de lo que grabo, no llevo material para editar video -llevo un laptop super cutre de la prehistoria y solo me vale para ir transfiriendo el material a discos duros-. Según vaya terminando reportajes los iré colgando en el blog o daré info de como verlos. Un saludo!

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  6. Interesante relato. Solo se me ocurre decir que la frase de Saint Exupery "lo esencial es invisible a los ojos" parece que estuviera describiendo esa Antigua que vos nos mostrás.
    Me alegró comprobar esa "reconciliación" con tan precioso país y con tan Hermosa ciudad.

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  7. menos mal que no estabas inspirado mi niño...contar con la guía de alguien de la zona es lo mejor que puedes tener, ves los sitios de otro modo...uno se hace un mapa mental de un lugar desde lo que conoce y desde las impresiones que tiene. Para muchos Guatemala se quedará en algo parecido a tu primera impresión igual que para muchos Gran Canaria es sólo playa, tetas y pollas al aire, cuando lo mas impresionante son sus barrancos y acantilados, su orografia escarpada sus pinos inífugos...entre otras cosas

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